Se me
ocurre algo mejor, una idea brillante: derribar la cursilería con el humor, la
ironía, como herramientas de mi lucha revolucionaria.
Haciendo
una mirada retrospectiva de mi trayectoria como chica revolucionaria me
encuentro con aciertos y desaciertos, arranques impacientes y esperas
desesperadas, metidas de pata y frases políticamente incorrectas. Hoy me
acuerdo de idas y vueltas con chicos y 
me lo tomo a risa. Más allá del sufrimiento por la ausencia o la
pérdida, el amor siempre me hace y me hará feliz. Disfrutar de la adrenalina y
la fuerza de ese sentimiento es infaltable en mi vida.
Y, por eso,
hoy arribo a un nuevo eslabón en mi lucha por el amor revolucionario. Hoy
empiezo a indagar más y más acerca las distintas facetas que plantea el amor. Y
ahí me encuentro con disparates, ocurrencias y desubiques propiamente dicho. 
De ahora en
más también es revolucionario reírme de mi misma y que todos nos empezamos a
reír mientras desandamos la revuelta amorosa.
Hasta todos
los momentos.  
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L@s camaradas dicen