Vivo en una
sociedad donde impera la lógica de la moda. La lógica de la moda uniforma los
cambios y los reemplazos en las preferencias y los gustos de las personas. 
Que el
ritmo de la moda está dado por el afán de la innovación y la pasión por lo
efímero es puro mito. La moda es un sistema. Se trata de reglas formales, como
la sintaxis y la gramática.
Es verso
que la moda es un tema mundano. La sociedad mass-amorfa tiende a esterotiparse
en torno a los signos, significantes, significados y sentidos. Con la
hipertrofia del consumismo –el consumismo de, por y para todo- afirma mi
creencia en la estandarización de los modos de vida. Y el amor no está excluido
de esta lógica ilógica.
¿El grupo
dominante no nos impone la clasificación de las relaciones? ¿El amor
estandarizado no nos rodea?
¿Acaso no
nos hablan de las relaciones devenidas en el ícono de la temporada? Me refiero
al paralelo con la prenda que usas todos los días, desde que la compraste, y un
día, sin buenas ni nuevas, la sustituiste fácilmente por otra más novedosa.
Ese saco
que usaste durante el invierno podría ser perfectamente una relación de
temporada. Es el paralelo de las relaciones cortas, porque al revisar tus sms
caes en la cuenta que duró tan 90 sólo días. 
Y ese
vestido que usaste durante el verano lo pasas al armario de desuso por una
cuestión de kilos. Y así el paralelo con el fin de las relaciones enrolladas,
porque la balanza arroja un resultado negativo.
¿Acaso no
hay relaciones que pasan a la historia como un simple capricho? El paralelo
entre la obsesión por adquirir cierta prenda, a toda costa, aunque no respete
tu estilo, ni se ajuste a tu combinación de colores.
¿Acaso no
hay personas que buscan el amor como la prenda básica que nunca pierde vigencia?
¿Acaso no
hay personas que buscan el amor como esa pieza atemporal que temporada tras
temporada los hará sentir guap@s, como la primera vez?
¿Acaso no
hay personas que buscan el amor como esa prenda que pega con todo y las hace
sentir bien de todas las maneras posibles?
¿Acaso no
hay personas que hacen la dialéctica del amor en vencedores-vencidos?
Y el amor
revolucionario va más allá de esto también. No se guía, ni respira por medio de
las modas, ni las reglas. No hay manual, ni plan de ruta para alcanzar el amor
revolucionario. 
Podrá haber
temporadas, cambios socio-culturales, pero el amor revolucionario sigue con su
propia inercia y con sus cánones bien claros: la creatividad y la audacia. 
La lógica
del amor revolucionario contradice las lógicas imperantes de estos tiempos. La
única cuestión es anirmarse. Yo ya me animé con mi revolución. ¿Y vos?
Hasta todos
los momentos.
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