sábado, 8 de octubre de 2011

La moda del amor, un mito


Vivo en una sociedad donde impera la lógica de la moda. La lógica de la moda uniforma los cambios y los reemplazos en las preferencias y los gustos de las personas.

Que el ritmo de la moda está dado por el afán de la innovación y la pasión por lo efímero es puro mito. La moda es un sistema. Se trata de reglas formales, como la sintaxis y la gramática.

Es verso que la moda es un tema mundano. La sociedad mass-amorfa tiende a esterotiparse en torno a los signos, significantes, significados y sentidos. Con la hipertrofia del consumismo –el consumismo de, por y para todo- afirma mi creencia en la estandarización de los modos de vida. Y el amor no está excluido de esta lógica ilógica.

¿El grupo dominante no nos impone la clasificación de las relaciones? ¿El amor estandarizado no nos rodea?

¿Acaso no nos hablan de las relaciones devenidas en el ícono de la temporada? Me refiero al paralelo con la prenda que usas todos los días, desde que la compraste, y un día, sin buenas ni nuevas, la sustituiste fácilmente por otra más novedosa.

Ese saco que usaste durante el invierno podría ser perfectamente una relación de temporada. Es el paralelo de las relaciones cortas, porque al revisar tus sms caes en la cuenta que duró tan 90 sólo días.

Y ese vestido que usaste durante el verano lo pasas al armario de desuso por una cuestión de kilos. Y así el paralelo con el fin de las relaciones enrolladas, porque la balanza arroja un resultado negativo.

¿Acaso no hay relaciones que pasan a la historia como un simple capricho? El paralelo entre la obsesión por adquirir cierta prenda, a toda costa, aunque no respete tu estilo, ni se ajuste a tu combinación de colores.

¿Acaso no hay personas que buscan el amor como la prenda básica que nunca pierde vigencia?

¿Acaso no hay personas que buscan el amor como esa pieza atemporal que temporada tras temporada los hará sentir guap@s, como la primera vez?

¿Acaso no hay personas que buscan el amor como esa prenda que pega con todo y las hace sentir bien de todas las maneras posibles?

¿Acaso no hay personas que hacen la dialéctica del amor en vencedores-vencidos?

Y el amor revolucionario va más allá de esto también. No se guía, ni respira por medio de las modas, ni las reglas. No hay manual, ni plan de ruta para alcanzar el amor revolucionario.

Podrá haber temporadas, cambios socio-culturales, pero el amor revolucionario sigue con su propia inercia y con sus cánones bien claros: la creatividad y la audacia.

La lógica del amor revolucionario contradice las lógicas imperantes de estos tiempos. La única cuestión es anirmarse. Yo ya me animé con mi revolución. ¿Y vos?

Hasta todos los momentos.


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