miércoles, 5 de octubre de 2011

Afirmación

Contra el viento del norte y la marea del sur defiendo el amor como el único valor de mi vida.

A lo largo de la historia, del tiempo que nos trasciende, vos, yo, nosotros, todos estamos atravesados por el amor como el único eje existencial.

A pesar de mis historias de amor, de encuentros y desencuentros, a pesar de las razones y desrazones de nuestra era consumista hipertrofiada, de mis dudas, de mis angustias y desesperaciones esporádicas, pero desesperaciones al fin, no dejo de concebir el amor como el único valor para la humanidad.

Me obstino frente a los argumentos pergeñados por el sistema dominante para desmitificar, circunscribir y hasta desdibujar la esencia del amor. Los escucho, los veo y los conozco de memoria.

Las novelas de la tarde, las frivolidades y hasta las mismas revistas femeninas –otro día escribiré acerca de estos productos- devalúan el amor al cotizarlo como si estuviéramos viviendo en la bolsa de valores.

Ya sé que soy testaruda con mi protesta del amor. Pero tengo más que buenas razones para amar de otro modo, para conjugar el sentimiento de otra manera, para enfrentar audazmente a la hora del revoluteo.

Hoy por hoy el mundo se encapricha en vernos como empresas, sometidas al éxito o al fracaso, a cuánto valemos  acorde con el grado de supervivencia. Y de ahí mi revolución, porque el amor no se mueve por esos andariveles, no se cotiza. El amor revolucionario es el fluir, el movernos de acá para allá incansablemente.

Muchas veces cuando hablamos de amor lo circunscribimos al amor entre personas, pero también el amor es el motor de nuestra existencia, de nuestro andar cotidiano. El amor es el eje de nuestras vidas. Sentimos amor con nuestros sueños, cuando nos descubrimos en más proyectos, cuando nos deparan nuevos caminos.

Y es así como hoy me siento y no quiero dejar de compartirlo con vos, como hago todos los días de mi vida desde que tengo mi Docublog.

Mi revolución por el amor revolucionario me abre nuevos caminos, me sorprende en nuevas ocurrencias y otros nuevos desafíos. Siempre me gustó y me gusta enfrentar nuevas etapas, con un toque distinto al anterior, y seguir creciendo. Y, ahora, con este espacio, con sus disparates y reflexiones, me sumo a un nuevo desafío. Mi protesta por el amor la reivindico día a día, haciéndote partícipe a vos, que me acompañas. De ahora en adelante transitaré nuevos caminos en post de mi cruzada revolucionaria.

Hasta todos los momentos.


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