domingo, 28 de agosto de 2011

De regreso... mientras quiero a Harry

¡Home sweet home! ¡Al fin, en casa!

Cuando salí de ver "Cuando Harry conoció a Sally" la única sensación que tuve la de querer tener un Harry en mi vida. Es inevitable no tener esa sensación. Mientras salíamos del teatro escuchaba a una chica, a una mujer más grande, a una amiga concluir al unísono que querían tener un Harry en su vida. Y, por otra parte, veías a las otras, las casadas, comprometidas o de novias salir de la mano con su Harry. Y así es... ¿No? Algunas ya encontraron a su amor revolucionario. Y otras, como yo, seguimos luchando por vivirlo.

El ver esa comedia me hizo rememorar la primera vez que vi esa película, cuando era casi adolescente. Había quedado fascinada, no sólo con la historia de amor, sino con el relato y los diálogos. Me había fascinado tanto que desde ahí ya quería mi historia de Harry y Sally.

El otro recuerdo de esta película data cuando cursaba el Seminario "Historia del cine". Y mi profesor, fanático de la guionista -Nora Eprhon- me hizo analizar la línea secuencial con sus otras dos películas: Sintonía de Amor y Tienes un e-mail. 


Y, ahora una experiencia más, la versión en teatro.


Hasta todos los momentos.



2 comentarios:

  1. Muy linda comedia romántica, muy divertida y los diálogos realmente excepcionales. ¿Un hombre y una mujer pueden ser amigos? Aquí se puede ver cómo poco a poco tras su desastrosas relaciones se van conociendo, se van relajando, enseñando lo mejor y lo peor de sí mismos. Se van enamorando, enganchando poco a poco, sin darse cuenta, buenos cimientos y donde no hay mentiras. Todas las relaciones deberían ser así, no te parece Renata?
    Hasta todos los momentos.

    ResponderEliminar
  2. Camarada Brendita: Todas las relaciones deberían tener un tinte revolucionario, como el de Harry y Sally. Pero, en los tiempos que corren, no es tan fácil. Yo tengo amigos varones y se puede tener una amistad. Ahora, lo que me falta es un chico para cucharear y empezar de a poco. Mejor me recluyo en los cuarteles de invierno para analizar y tomar una decisión aún más revolucionaria... antes de que lleguen mis 34 años.
    Hasta todos los momentos.

    ResponderEliminar

L@s camaradas dicen