Invictus pasó a ser una película esperanzadora. Si existió un Mandela que luchó desde la cárcel, que buscó la unidad de un pueblo por demás dividido cómo no creer que el amor está por encima de todas las cosas.
Mandela eligió como su arma revolucionaria cada uno de los latidos de su corazón. Y se guió por mirar de cerca, por mirar a los ojos y por amar, sobre todo, por amor.
El amor es lo único que nos libera de todos, incluso, de nosotros mismos.
Hasta todos los momentos
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L@s camaradas dicen