xxxxxxxxxxxxx porcentaje de la pobreza a escala mundial.
xxxxxxxxxxxxx habitamos el planeta tierra.
xxxxxxxxxxxxx niños que no aprenden, ni tienen acceso a formar sus primeras herramientas de cara al futuro.
xxxxxxxxxxxxx
despojados de su vitalidad, o sea, de su trabajo, oficio o carrera en
nombre de reestructuraciones y crisis socio-políticas.
xxxxxxxxxxxxxx acampados en la plaza de la ciudad a la
espera que los "señores" no obstruyan su lucha, su camino y sus proyectos de
crecer.
xxxxxxxxxxxxxx reclaman la libertad como parámetros de la
vida actual.
xxxxxxxxxxxxxx no quieren ser marionetas, ni mercancías de
gobiernos de turno.
Inversamente proporcional al “xxxxxxxxxxxxxx” el diario
no habla del amor.
Dicen que los medios de comunicación arman la agenda, que los hechos adquieren corporeidad al
convertirse en noticia.
El amor es intangible. Está en y todos lados. Es nuestro
contexto, local y mundial.
El amor no cuenta ni en la primer plana, ni en el cuerpo del
diario. No es el eje central del
transcurrir de la información.
Es un tema común a todos. Nadie está fuera, ni a la
izquierda, ni a la derecha del amor. Todos estamos dentro del universo del
amor. Y es un tema de nosotros. No hay manera de luchar por nuestros ideales
sin amor. Claro, el diario refleja los acontecimientos diarios, los que afectan
a la población.
Todavía hay periodistas que, por medio de sus crónicas y
notas, me transmiten amor. Son pocos. Pero al contar ciertas realidades, situaciones
siento que con sus líneas me hablan de amor. Pero todavía no es suficiente.
No pretendo que el diario sea el vocero del amor. Pero sí
sea el tema de este presente y futuro.
Que algún día comprendamos que los “xxxxxxxxxxxxx” irán
disminuyendo con la revolución del amor.
Quizás, algún día tome la primera plana del diario. No es de
loca, ni de utópica. Creo que entre oraciones, preguntas, sin tropo alguno,
podré hacer circular el amor en las primeras planas.
Hasta todos los momentos.

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