Revolucionar. Revolucionar el ambiente. Revolucionar las almas y corazones
para hacer del encuentro un canto a la rebeldía. Revolucionar es el arte lúdico, que consiste en descubrir y
sorprender al otro.
crEar. Es la segunda fase de la secuencia revoluteo. CrEar
con y en la otra persona. Acá vale la inventiva, el pensamiento original, la
imaginación constructiva, el pensamiento divergente y la generación de nuevas
ideas con el fin de Revolucionar el concepto del amor de nuestros tiempos.
El revoluteo requiere de personas cre-activas y de la
imagenología. No hay mejor creacción que la que nos arroja nuestra inquietud
creativa.
moVer. Mover para todos lados. El revoluteo es movimiento activo.
¿Por qué movimiento activo? Porque nos activa cerebralmente, nos motiva
sentimentalmente y nos estimula físicamente. Sin estos tres aspectos no
podríamos conjugarnos en el movimiento activo. Movidito, movidito, bien
juntitos es la consigna de esta etapa. Desde el espacio en el que estás
desplegas la barra de menú cre-activo para transformar cualquier hecho, evento
convencional en un desborde amoroso.
vOlar. Es la acción para provocar en el mundo un torbellino
de locura inventiva. Cuando no hay raciocinio formal, ni límite mental
vivenciamos cada momento como único, sin importar el para qué ni el desenlace
del mismo. vOlar nos lleva a encontrar soluciones originales en cada problema
de la liviana cotidianidad.
baiLar. Revoluteados es bailar, igual que baila el mago con
el conejo. Es decir, el baile es aparecer y desaparecer todo el tiempo, como si
fuera el juego de las escondidas. El danzar es el paso creativo por excelencia
de esta secuencia. No hay mejor manera de entenderse que con el lenguaje de los
cuerpos, las expresiones faciales y los giros de nuestras manos.
jUgar. Llegamos a una parte por demás interesante de la
secuencia del revoluteo. Para esto
necesitamos estar en un pelotero, ni en un set de juego. Si usas la
cre-actividad o pones al ludismo a tu favor podes jugar desde una simple mirada
hasta la sopa de palabras en medio de una charla.
salTar. Saltar la soga de la formalidad, la hipocresía de los dobles
discursos. salTar la piedra que intenta trabar nuestro zigzaguear en la vida.
salTar es el verbo que nos hace valer para no entrar en la vorágine, ni
perdernos en la aceleración de los tiempos. salTar escapa a cualquier noción
temporal estatalmente establecida.
Experimentar. Es el eje de revoluteo. Al no querer
encuentros, del tipo que sean, formales hay que recurrir a la experimentación.
Distintas sensaciones, distintas propuestas nos van abrir nuevos caminos
revoluteadores. Por ejemplo, si uno quiere degustar queso con una buena
compañía, del tipo que sea, qué mejor que crear entre los dos una quesería.
Nada más lejos que el convencionalismo del formalismo.
sOltar. Es el la escalada final del revoluteo. Después de
jUgar, crEar, vOlar y Experimentar estamos en condiciones de sOltar. sOltar
todo el caretaje que nos rodea. sOltar los prejuicios y perjuicios sociales.
sOltar las limaduras cerebrales productos del andar acelerado. sOltar los
cuerpos para que bailen al son del revoluteo. sOltar el espíritu para hacer la
marcha de la rebeldía.
Espero que les haya sido útil la secuencia del revoluteo
para que la apliquen en sus encuentros, sean del tipo que sean.
Hasta todos los momentos.

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