lunes, 28 de noviembre de 2011

Nos une el amor


Hoy arranco una semana de estrenos: un cambio revolucionario, en el cual vengo trabajando hace semanas. Es un cambio para darle otra manija creativa a mi revolución. Y, cuando el almanaque nos vuelva a mostrar el domingo, estrenaré mi programa de radio.

Cuando me trazo una meta no paro, soy cabezadura con los tiempos. Algunas me cuestan, porque no dependen de mí. Otras se aceleran. Siempre depende de la situación.

Y mientras gesto mi cambio revolucionario me detuve a pensar qué es hoy revolucionario, de qué hablamos cuando creemos ser contestarios.

A mi parecer es más revolucionario un abrazo, unas palabras de aliento que una crítica, por ejemplo.

Es más revolucionario brindarnos al otro que asistir a la clásica protesta social.

Es más revolucionario hablar, escuchar al otro que hacer una donación, al menos anual.

Es más revolucionario un acto creativo que ir a ver una obra de teatro durante el fin de semana.

Es más revolucionario creer en nuestra libertad –que la tenemos- en lugar de quejarnos por la falta de tiempo.

Es más contestario bailar en la calle y sonreírle al sol que las clásicas puteadas por el tránsito.

Es más contestario despegarnos un rato de la rutina que desobederse el ritmo de la semana.

Es más contestario un pic-nic en el trabajo que asistir a un coctel.

Es más contestario valorar a quienes tenemos al lado que cegarnos por la velocidad de estos tiempos.

En esta semana de estrenos estoy convencida que es más revolucionario un abrazo, un beso.

Estoy convencida que es más revolucionario la creatividad y la imaginación que la producción continuada, sin miras a un cambio. Es más revolucionario el amor como última frontera que meros sentimientos temporales. Sin esos tres ingredientes me habría sido difícil arribar a esta semana de estrenos.

Hasta todos los momentos.

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