
Me gustan los desayunos revolucionarios, pero no los diarios.
En contados minutos preparo mi mate, leo rapidito los diarios, chequeo mi e-mail y tomo coraje para salir en una mañana de invierno. Sombrero y anteojos para enfrentar descaradamente al mundo y por qué no sacarle una sonrisa a qué otro chico.
¿Dónde puedo sacarle una sonrisa a algún chico? ¿El 39 será el lugar? ¿A esta hora alguien me sonreirá?
Se me antoja un desayuno con un chico revolucionario que le guste comer tostadas con mates de por medio. También puedo ofrecerle un café con leche o un té. Que disfrutemos de esas horas riéndonos y delirando acerca de lo que se nos ocurra. No valen los guiones prefabricados. La condición es "desayuno revolucionario y voila".
Me gustan las charlas espontáneas, donde él fluye sin historia y yo le hago la misma devolución. Me entretiene más imaginar historias y diálogos que analizar en qué situación nos encontramos. Me divierte más inventar palabras que analizar el discurso disparatado entre nosotros.
Esta mañana me toca un desayuno diario. La próxima vez: ¿Me acompañas?
Hasta todos los momentos.
Me encanto!!!!!!
ResponderEliminarBesos
Muy lindo Renata!!! Mañana en Rosario desayunás conmigo, te sirve?
ResponderEliminarCamarada Lucas: ¡Me alegro qué te haya encantado! Cuando quieras podes poner en práctica el desayuno revolucionario.
ResponderEliminarHasta todos los momentos.
Camarada Brendita: ¡Mañana sale un buen desayuno rosarino! ¡A prepararse!
ResponderEliminarHasta todos los momentos.