La audaz Renata

¿Renata audaz? ¿Renata osada? ¿Renata descarada? Me gusta la palabra audaz y en los vaivenes de las palabras me enteré que me tildaron de audaz. ¡Qué palabra tan revolucionaria! Y pensar que hasta anoche no había aparecido en mi glosario revolucionario.

Camaradas, hay que ser audaz, no serlo nos puede llevar a vivir acostumbradamente nuestra rutina, sin ver llegar el toque mágico que cada uno de nosotros tenemos en nuestro destino.

¿Hay resistencia al amor revolucionario? Estoy convencida que no. Pero, sin duda, los tiempos están y seguirán cambiando. La velocidad, la vorágine, el tempo de la prisa se adueñó de él, ella, ellos, nosotros y yo. Este cóctel cuasi explosivo hace que dejemos de disfrutar muchos momentos que necesitan ser vividos a otro ritmo, con otros anteojos de la vida. Bajo el prisma revolucionario, estoy segura que muchas alocadas ocasiones las veré llegar de otra manera, con ese espíritu de sorpresa y vislumbramiento.

Hoy les digo que es necesaria más audacia para tomar la decisión de encarar el amor revolucionario. No es poca cosa. El amor va de la mano con la osadía, el atrevimiento, el desoír cuestiones triviales, que no hacen nada a nuestra existencia misma. Ya sabes que ese es mi pensamiento.

¿Ahora ser audaz es ser graciosa? Busqué en el Diccionario de Sinónimos y no encontré que lo sean. Pero, digamos, que el amor revolucionario trata de qué nos hagan reír y despabilar de nuestra rutina. ¿No te parece?

La revolución hay que militarla, no sólo profetizarla. Y para eso es necesaria una dosis de audacia y todos sus posibles sinónimos (osadía, atrevimiento, descaramiento, valiente, atrevido, fuera de lo común, que rompe reglas).

Mini-lista de mis actos audaces

• Usar exclusivamente ropa de diseño, por más ridícula que le parezca al común de la gente.
• Usar mis flores de diseño.
• Usar anteojos de sol para que imaginen mi mirada.
• Invitaciones atrevidas destinadas a los chicos.
• Citas y encuentros clandestinos.
• Cantar en público.
• Usar sombreros.
• Ausencia de mecanismos represivos.
• Pensar en voz alta.

Hasta todos los momentos.