Hace unas horas culminó mi primer acto revolucionario. Para militar por el amor revolucionario es indispensable que comience mi militancia activa.
Esta noche me he encontrado con una serie de camaradas. Pero, vale destacar mi platica con Mister X.
Mister X es un gran camarada, que llegó a mi vida de una manera atrevida. Se autodeclaró mi compañero. Y así fue, como entre fernet y whisky, deliberamos acerca de disfrutar de la vida. Parece que ni él, ni yo tenemos muchas trabas en disfrutar, sino todo lo contrario. Y así fue como, entre copas, nos descubrimos escribiendo el primer discurso revolucionario de la "Logia Renatista". Como vengo elaborando mi glosario, anoche he decidió incorporar oficialmente cuatro palabras: diseño, amor revolucionario, fluir y el destino.
Diseño. Como bien es el aporte de La Querida, tiene que ser mi primer término revolucionario. Ustedes bien saben que me gusta las creaciones exclusivas y para nada estoy de acuerdo con las marcas comerciales o con la moda común para todos, sin distingo de personalidad. Esto trae aparejado el riesgo de que, a veces, me vista ridícula. Pero, creo que también hay que tener actitud para saberla llevar.
Amor revolucionario. No podemos ir por la vida preguntándonos cuestiones muy racionales. Eso nos puede conducir a perdernos de vista una serie de señales y, además, no nos permite dejarnos llevar por momentos mágicos o recubiertos de un toque de locura. Así que el amor revolucionario es aquel que trasciende las estructuras sociales, las fronteras y el mismísimo tiempo.
Fluir. Es el verbo revolucionario por excelencia. ¿Qué mejor qué fluir? Fluir con el espíritu, fluir de cuerpo y cabeza. Considero que esta palabra es esencial para mi existencia revolucionaria.
Destino. Algunos dicen que el destino ya está escrito. Otros dicen que el destino lo construye un@. Yo soy partidaria de que algunas cosas el destino nos pone ante nuestros ojos, pero eso no quiere decir que esté escrito, sino más bien que nosotr@s tenemos que ser lo suficientemente creativos, abiertos de mente y espíritu para tomar cada momento o personal como un desafío en nuestros días. Por esta razón, soy partidaria de creer que soy la autora de mi destino día a día, sin perderme descubrir personas o fluir en cada momento, sin tantos mandatos sociales de por medio.
Esta noche ha estado teñida de un gran tinte revolucionario y es de esas noches que hacen que piense que luchar por el amor revolucionario más que una causa, es mi más absoluta esencia. Eso sí no es fácil, porque para descubrir y vivir el amor revolucionario hay que sacarse varios antifaces que nos impone esta sociedad light.
Querid@s camaradas, quería compartir con ustedes mi senda revolucionaria. A todos les dejo mi gran saludo de fin de semana.
Hasta todos los momentos.
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L@s camaradas dicen