Desde nuestra más tierna edad que los adultos nos alientan las frases “tirate a la pileta, que hay agua”, “flota, que es fácil”. Y así crecimos: un tanto optimistas y un tanto miedosos, a la vez.
Y la frase de “¿Y si no hay agua?” devino “¿Y si toco fondo y no puedo salir?”. Andar por la orilla nos requiere equilibrio. Quedarnos a un costado nos priva de disfrutar lo que realmente nos hace bien. Quedarnos quietos hace que nos ocultemos ante la mirada de los otros.
Siempre mirando si hay agua, si caemos de parada o nos tiramos de cabeza. Si es mejor zambullirse de una o entrar despacio hasta aclimatarnos a la temperatura.
Y con nuestros corazones pasa algo similar. ¿Zambullirnos de una al amor o establecer un proceso de adaptación? ¿Nos tiramos de cabeza o nos sentamos a la orilla a ver qué pasa?
Es preferible tirarnos de lleno a nuestros corazones, que siempre hay amor. El resto es como cuando estamos en el agua: saber salir a flote, nadar y remar hasta llegar a la orilla que nuestro corazón nos quiere llevar.
Todos los viernes me encontras en LatamNoticias. Tu manera de terminar la semana o de empezar el fin de semana, según te quede mejor.
Hasta todos los momentos

No hay comentarios:
Publicar un comentario
L@s camaradas dicen