martes, 26 de julio de 2016

Mientras tanto


Crecí con las contradicciones de "hay que saber esperar", "ya va a llegar", "cuando menos lo pienses llega", "cuando no lo esperes va a aparecer", "cuando te olvides llega". Ciertamente con esas contradicciones crecí y llegué a la adultez. 

La adultez me dio la bienvenida con una serie de herramientas para poder refundar mi venir, mi base, mi piso. Al principio fue raro, estaba derrumbando uno a uno mis cimientos para poder construir de otra manera, sin tantas contradicciones que enredaran mi vida.

Gritaba con libertad cada "¡Fuera! ¡Abajo!" a esas creencias que me habían determinado, condicionado en mi andar. No fue culpa de mis padres, ni de mi nonna. Uno crece así, en un contexto determinado y con ciertas condiciones. Lo bueno de crecer es que después podes cocrear tu universo y decorarlo con todo lo que se te ocurra.

A mis treinta y largo ya no hay condiciones tajantes, ni determinados incuestionables. Hoy todo en mi vida se volvió flexible. Y convivo tranquila conmigo al saber que lo que hoy pienso o siento mañana puede cambiar, puede ser de otra manera. Y eso no quiere decir que sea inestable, insegura. Todo lo contrario. Quiere decir que mi mente pasó por un entrenamiento que hoy es flexible, movible. Y con una mente flexible no solo puedo jugar al elástico con la vida, sino que además se abren y seguirán abriendo nuevos caminos que me llevarán a donde quiero.

Muchos de ustedes, los que hace años me conocieron por medio de la palabra, y los de hoy, que me conocen por medio del dibujo, saben que mi deseo es el amor, el amor en todas sus formas, pero en esta etapa especial es el amor verdadero, el complemento de mi andar. 

Ahora entendí que no hay que saber esperar el amor, ni dejar de pensar en él para que llegue. No se trata de estar en una sala de espera, ni tejer al estilo Penélope. Como estuve en espera y también tejí a lo Penelópe, sé que hoy se trata de andar, de crear, de ensayar y volver a probar. 

Hoy mi búsqueda del amor verdadero no es pasivo, ni tiene tintes de ilusión o vetas de fantasía. Hoy es una convicción. Todavía no sé quien es. Capaz ya me lo crucé, tal vez está en mi vida o no. Pero sí sé que estamos cerca, que yo lo siento y él me sienta. Eso es un hecho. Nada más que yo estoy en mi andar y él andará con su andar. 

Y, en algún momento de esta vida, en este mundo, su andar y mi andar serán nuestro andar, sin condiciones, ni determinaciones. Él y yo con el faro del corazón, con la mente de la mano que nos llevará por rumbos nuevos y compartidos.

Y hasta que celebremos nuestro encuentro ya no espero, ni dejo de pensar. Simplemente aprendí a disfrutar del "mientras tanto" que puede ser tan maravilloso como el mismo amor.

Hasta todos los momentos



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