domingo, 22 de mayo de 2016

Dieta de la felicidad: desataduras

Nuestra vida es una larga acumulación de mandatos sociales, creencias históricas y ni te digo de las herencias familiares. De niños somos inocentes, simples, somos. Y a medida que crecemos empezamos a ser una suerte de cebollas, capa tras capa empezamos a conservar los mandatos, creencias y herencias. Y vamos siendo con ellas. Y vamos moviéndonos con ellas. Claro, llega un momento que creemos movernos y, en verdad, solo estamos atados a cada uno de ellas. Y el viaje se hace más pesado, los sentimientos son licuados con ellas tres, que encontraron su justo lugar: nuestro inconsciente.

No es fácil. Tenemos que dedicarle mucho tiempo. Pero una vez de haber despejado nuestro corazón de los mandatos, las creencias y las herencias empezamos a ser y a vibrar desde el amor más puro.

¡Manos a la obra!

Hasta todos los momentos

No hay comentarios:

Publicar un comentario

L@s camaradas dicen