miércoles, 9 de noviembre de 2011

Locuciones revolucionarias


Es el órgano del movimiento y deseo. Es el centro neurálgico de los actos revolucionarios. Es el eje del discurso amoroso no limitado a las relaciones amor-revolucionarias. Es el símbolo del enmascaramiento del amor en todo momento.

La inquietud moviliza al corazón. Y así este órgano puede adoptar múltiples formas: hinchado, deshinchado, revolucionado, agitado, reservado, encantado.

¿Qué va a ser del mundo sin corazón? ¿Qué va a ser de nosotros sin el “arriba los corazones”?

Desde el sistema dominante se habla siempre de los problemas del corazón. Pero, en verdad, es mejor hablar de la donación del corazón, que traspasa su mera existencia biológica de órgano del cuerpo humano.

Yo creo que el corazón es eso que doy, en cada acto, en cada una de mis tareas como rebelde con y para una única causa: la revolución del amor.

Los revolucionarios encuentran sus trincheras, forman sus cuadros guerrilleros y yo me valgo del corazón para impulsar todo tipo de movimiento y deseo en el accionar diario y no tan diario.

Siempre sueño con los tiempos de la revuelta de corazones, de dejar aún lado los corazones oprimidos, ignorados, despreciados, escarnecidos detrás del erotismo, la publicidad, la hipocresía y el discurso mediático, sin olvidar la enfermedad de poder, principal atentado contra el ser humano.

Frente a este panorama, que abre nuevos caminos, te presento las locuciones revolucionarias que engloba, incluye y nace desde el corazón de la revolución.

De corazón = el mix de nuestro andar entre la cuota de verdad y la dosis de afecto para mirarse a los ojos, descubrirse en el acto creactivo y fluir en el transcurrir deambulesco. Es ese andar que nos hace sensible ante cualquier desamor o falta de amor a nuestro alrededor o en algún rincón del mundo. Es la señal de camino hacia la vanguardia del amor, aunque sea el último movimiento o, más bien, nuestro trascendencia.

Del corazón = es el escudo revolucionario que nos hace inmunes a los condicionamientos socio-culturales. Es de lo que nos valemos para llevar adelante la lucha por los sueños y amores. Es el puente hacia el otro, de darnos cuenta que cada uno solo no vale nada, pero colectivamente somos invencibles. Es el zapato guerrillero que nos hace caminar en la marcha.

El corazón en el puño = Es la afirmación revolucionaria de la fuerza, el ímpetu y la rebeldía para impregnar en cualquier lugar equidistante el amor en y para todos. Es el endurecimiento de la lucha, sin perder la cuota de pasión y locura.

Abrir el corazón = Es la acción revelante, que nos hace mirar desde otro prisma, desde las gafas del amor, que nos lleva a descubrir otras experiencias y nos anima a escribir un nuevo capítulo en la historia de la vida y así ser artífices del aporte a nuestro loco mundo. Con esta primigenia acción nos convertimos en revolucionarios, porque elegimos el amor como fato. Es el primer paso para ser libres en espíritu.

Atravesar el corazón = Es el acto heroico, no por la grandeza, sino porque marca el alcance del movimiento revolucionario por el amor. Parece poco el accionar de cada uno de nosotros, pero si sumamos el amor de uno, dos, cientos de seres humanos esta tierra sería más floridamente amorosa.

Con el corazón en la mano = Es la acción diaria, esa que nos convierte en transgresores. Es esa cuota diaria que cada uno necesita para seguir con sus caminos disparatados y no tan disparatados. Es la manera de superar las derrotas, de liberarnos de los mandatos sociales para bailar en la celebración del amor.

Ser todo corazón = Es el sinónimo de ser el revolucionario del amor, ser coherente con nuestro pensamiento, ser solidario con la mirada del otro. Es el escalón más alto que podemos trepar, sin prisa, ni apuro. El ser revolucionario, el ser todo corazón nos enaltece como seres humanos. Es la figura de la eternidad de las ideas de la revolución del amor.

Como dijo un gran revolucionario: “Todos los días la gente se arregla el cabello. ¿Por qué no el corazón?”.

Las locuciones revolucionarias continuarán…

Hasta todos los momentos.


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L@s camaradas dicen