lunes, 21 de noviembre de 2011

¡Abajo el burocratinismo!

Las personas que tienen mentalidad brucratínica son muchos más que los restos de los mortales. Muchos siguen la lógica del funcionamiento mental del burocratinismo, pensar estructuralmente, sin posibilitar la soltura, ni la improvisación a la hora de hablarnos, razonarnos y menos que menos soñarnos.

El burocratinismo es el medio para perfeccionar cada vez más y más las relaciones de poder dentro de una organización, ya sea una sociedad o una comunidad.

Aún el sistema dominante pretende someternos al pensamiento estructural equivalente a un mecanismo de control social, como si fuera una telaraña gigantesca que atrapa todos nosotros.

¿Y la creatividad? ¿La expresión? ¿Y la originalidad? A los burocratinicos nada les interesa de esto. No llego a entender cómo pueden vivir bajo controles de lo más diversos tipos. No llego a entender cómo no resisten ante la rutinización inevitable de estos tiempos.

Los burocratinicos no entienden de creaciones, juegos, ni manifestaciones a la hora de hablar con el otro, de descubrirse en la mirada del otro.

¿Cuándo van a reconocer qué la creatividad es la actitud más revolucionaria que podemos asumir?

¿Cuándo van a reconocer que el amor revolucionario es la mejor causa para luchar de por vida?

Los burocratinicos son los nuevos autómatas de este siglo que transcurre. Respiran y viven por inercia, no por esencia.

Los burocratinicos institucionalizan el amor, estandarizan las relaciones y, en especial, acallan las voces que se alzan a favor de más y más amor hasta en el rincón más mínimo de nuestros días. Los burocratinicos creen que el amor sólo es el amor entre las personas. No entienden que el amor nos rodea, por fuera, por dentro y por todos los costados.

Quiero derribar al brucratinismo en todos sus frentes y ramificaciones.

La lucha por el amor revolucionario va más allá de una mera campaña, un plan integral de marketing o un slogan. Es una lucha de ideas, de un nuevo manifiesto de la vida hasta que podamos elegir libremente, sin mecanismos de control por doquier.

Mi sueño es que seamos la nueva generación del amor revolucionario. Que levantemos el amor revolucionario como nuestra bandera de vida y nos preparemos para dar batalla día a día, mes a mes y todo el tiempo necesario para acabar con el burocratinismo  que entorpece el avance de la revolución por el amor.

Hoy el grito de mi reclamo es sintético: ¡Abajo el burocratinismo!

Hasta todos los momentos.

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