viernes, 21 de octubre de 2011

Detrás de escena: Manuelita

¿Es sólo un personaje de una canción infantil? ¿Una simple tortuga? Muchas generaciones crecimos leyendo su historia, la de esta tortuga, que desde su natal Pehuajó partió hacia París.

¿Sólo viajó a la ciudad parisina para hacerse planchar su piel, verse más linda y así enamorar a su amado tortugo?

Es claro que es un personaje de nuestro inconsciente colectivo.

Pero me pregunto: ¿Cuál es la verdadera historia? ¿Qué hay detrás de Manuelita? En esta noche me propongo escribir acerca de la biografía no oficial de esta tortuga.

Todos conocemos su canción, así que trataré de analizar el andar de Manuelita.

Manuelita vivía en Pehuajó,
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

El arranque de la canción no aporta mucha claridad. Sólo se sabe que Manuelita partió de Pehuajó hacia París.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.

Me encuentro con el primer designio revolucionario: su paso tan audaz. Es difícil imaginar una tortuga con paso audaz. ¿Será Manuelita un nombre guerrillero?

Manuelita una vez se enamoró de
un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia
me podrán embellecer.

La historia comienza a clarificarse: Manuelita se enamoró.

En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Manuelita lucha y se esfuerza por conquistar a un tortugo.

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.

Y acá llegamos. ¿Tardó de lenta? ¿Tuvo qué asistir a actos de índole revolucionarios?


¿Por qué Manuelita tardó años en cruzar el mar?

Alguna que otra camarada sostiene que Manuelita es realmente revolucionaria y que si demoró tanto en su regreso fue porque esta tortuga era amante del turisteo y el tortugo, según dice la lengua popular, era más bien sedentario. Y, como en todo amor revolucionario, Manuelita y su tortugo se acompañan y alientan en sus proyectos y sueños. Así parece ser cómo Manuelita se fue de viaje, mientras el tortugo esperó en Pehuajó.

Todo esto cerraría, sino fuera que existe una versión no oficial acerca de los andares de Manuelita.
Esta historia sería la definitiva sino fuera que es la tortuga rebelde al tomar las riendas de su propio destino.

Son tantas las aventuras que corre que repetirlas se haría bastante largo, pero hay algunas a destacar, como esas perlitas imperdibles.

Una parada en Mar del Plata, donde congrega a centenares de lobos marinos con su discurso acerca de la libertad y los sueños como los dos caparazones del amor.

En Madrid se topa con una de las Meninas atrolondrada por su caminar acartonado por semejante falda que lleva y que no conoce, ni mira más allá de su cuadro.

México encabeza un desfile de mariachis para reencender la mecha de este pueblo revolucionario.
En Isla Margaritas se toma un descanso. El periplo de Manuelita va desde el Lago Titicaca hasta su experiencia parisina como modelo de alta costura; desde su encuentro con los lobos marinos hasta el monstruo del Lago Ness. Vive con el Gran Panda Yu Yi To una aventura en Pekin, que incluye un secuestro y un rescate.

A través de sus viajes, Manuelita se ve envuelta en escenas entretejidas con imaginación, humor y absurdo.

¿Por qué me embarqué en investigar la vida de Manuelita? Precisamente, porque una camarada reclamó la reivindicación de esta tortuga.

Y al preguntarle al Subgeneral Siqueiro –narrador de los amores revolucionarios- constaté no sólo que la famosa pareja de tortugos anda pululando por los hermosos cenotes de la península de Yucatán, sino que Manuelita es la tortuga más revolucionaria.

Hasta todos los momentos.


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L@s camaradas dicen