Entre la "GiraRena" y mi agenda revolucionaria me dispersé mucho con mi estudio.
Entrega complicada de trabajos prácticos, muchas ausencias en las clases, ya sea real o mental.
Así que dije: mejor empiezo a organizarme.
Pero, una fuerte caída, con sonidos graves, me despertaron antes de que suene la alarma.
La lámpara, bien completa, de mi cocina, quedó frita contra el piso. ¡Imaginate mi despertar! No sabía si era un sueño, si había una explosión. Tras unos segundos de abrir los ojos me encontré con los restos de la lámpara.
¿El electricista? Bien, gracias. Debo reconocer que soy un cero al izquierda en estas situaciones domésticas. Mi vocación es por la revolución por el amor revolucionario. Para nada, para nada las cuestiones del hogar, en especial, cuando vivo sola.
Hasta todos los momentos.
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