martes, 2 de agosto de 2011

El des-elogio a los celos

¿El arte de los celos es propio de la naturaleza humana? ¿Es adquirido? ¿Es natural?

Para mí el arte de los celos se tiñe con la mediocridad, la banal simpleza del confort de los sentimientos.

Dicen que los celos son la primera universidad femenina, gratuita, jamás censurada por gobierno alguno.

Los celos adiestran el espíritu, anulan la confianza, generan tácticas guerreras, modulan el cuerpo como si fuera una arcilla a moldear.

¿Somos tont@s? ¿Los celos corresponden a una carga genética?

Los celos nos transforman en personas desquiciantes, fuera de sí.

¿Los celos plantean nuestra ausencia?

¿Acaso los celos homologan los valores y despatarran las convicciones?

Los celos nos precipitan a la tienda del dejar ser.

¿Los celos son vulnerables según la magnitud del amor?

¿La relación amor-celos es de causa y efecto?

El amor burgués no existe si no paga su tributo a los celos. Para el amor burgués, los celos son el centinela del corazón.

La revolución renatista se opone de plano a los celos, porque desvirtúan la esencia del amor sincero y libre. El amor revolucionario destierra los celos, porque nos deparan un apocalipsis existencial, sin rumbo, ni sentido.

Hasta todos los momentos.


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